Jette es una niña de once años que vive con su mamá. Su vida transcurre con normalidad: el colegio, los amigos, los juegos, hasta que conoce a los viejos libreros del barrio: el señor Topf y su ayudante, el señor Pleschke. Los libreros le transmiten a Jette el inmenso amor que ellos sienten por los libros. Las visitas de Jette a la librería se hacen cada vez más frecuentes y a la gente empieza a parecerle extraño. Esta novela es un alegato a la amistad, a la buena fe y a la inocencia.