Daniel Goleman revoluciona los tradicionales conceptos de inteligencia, afirmando que existe una que es mucho más efectiva que el coeficiente intelectual. La inteligencia emocional nos permite ser conscientes de que estamos frente a situaciones emocionales (ya sean positivas o negativas), nos ayuda a comprenderlas y a lidiar con ellas. Esta habilidad es la que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre la felicidad y la desdicha.