Las coordenadas eran muy precisas: la casa del dragón rojo, China. En el tablero, los jugadores estaban definidos: tres hombres con la necesidad de viajar a Pekín por motivos personales y laborales. Uno de ellos tiene por encargo recoger un manuscrito misterioso y peligroso buscado por una sociedad secreta, misma que en años pasados asesinó a miles de personas en menos de una hora.