Todo productor de conocimiento vinculado a una institución ha experimentado los imperativos que a través de reglas y jerarquías encauzan la producción de conocimiento y limitan los resultados que ahí se generan. Se trata de prácticas habituales en las instituciones dedicadas a producir conocimiento: la imposición de métodos, de teorías que no explican los contextos locales, o la exclusión de voces consideradas ilegítimas para producir conocimiento.