Había misiles. Bajo la tierra. En el cielo. Bajo las olas. Misiles con ojivas termonucleares, suficientes para matar a todos en la tierra. Tres veces. Y algo los desencadeno; los lanzo, de oeste a este y de este a oeste, cruzándose a la mitad como vehículos en un funicular. Poblaciones y ciudades enteras se evaporaron.