Harry Potter nunca ha oído hablar de Hogwarts hasta que empiezan a caer unas misteriosas cartas en el felpudo del número 4 de Privet Drive. Aunque sus horripilantes tíos se apresuran a confiscarlas, el día que Harry cumple once años, Rubeus Hagrid, un hombre gigantesco cuyos ojos brillan como escarabajos negros, irrumpe con una noticia extraordinaria: Harry Potter es un mago, y le han concedido una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería.