La inspección del pescado debe comprender los siguientes aspectos: Determinación de la especie, por la distinta calidad y el diferente valor comercial de unas especies a otras, aún tratándose de especies afines, razón por la que adquiere una gran relevancia el evitar fraudes; comprobación de la calidad biológica, ya que circunstancias de esta índole (ciclo sexual, áreas de procedencia) pueden influenciar su composición química, su olor y sabor, y su consistencia; atención a la calidad sanitaria, por la repercusión en el consumidor de las enfermedades de los peces, la transmisión de microorganismos patógenos para el hombre y de biotoxinas, y por ser el pescado vehículo de diversos contaminantes de naturaleza química; evaluación del grado de frescura, quizás el atributo más importante de la calidad comercial del pescado.