En 1967, un jovencísimo Eduardo Galeano emprendió un viaje que marcaría su carrera como periodista y su sensibilidad política para siempre: pasó varios meses en Guatemala con el objetivo de entrevistar a los líderes de los dos grupos guerrilleros -las FAR y el MR 13- que desafiaban a la elite político-militar en el poder desde 1954, cuando el derrocamiento del presidente Jacobo Árbenz Guzmán había transparentado de manera inequívoca y brutal el intervencionismo estadounidense en América Latina.