Los grabados de los libros novohispanos se reutilizaban con frecuencia y creatividad, unos se hicieron expresamente para ilustrar las obras, otros fueron importados de Europa. Las fuentes tipográficas eran escasas y hubo necesidad de contratar a un fundidor de letras. Granen Porrúa nos muestra el camino que siguió Juan Pablos para operar, durante 21 años, la primera imprenta de América. Algunas veces con pocos oficiales, otras con operarios conocedores del oficio.