Cuando el ministro norteamericano Hiram B. Otis decide comprar el antiguo castillo inglés de los Canterville para ir a vivir con su familia, todos le advierten que el castillo está encantado y que allí vive un horroroso fantasma. Los Otis no creen en fantasmas, pero pronto los espantosos ruidos y una mancha de sangre que siempre reaparece van a convencerlos de lo contrario.