Eulalio Ferrer no fue un hombre de una sola pieza. Mucha gente lo agradece. Los hombres de una sola pieza son las estatuas. También era un hombre simplemente bueno, o simplemente eficaz. Era a veces terrible. En lo familiar, a veces fue ciego. Estuvo a punto de estar entre los cinco hombres más poderosos del país.