La autora construye aquí una suerte de itinerario que da cuenta de la estética como un pensamiento fecundo en busca de identidad propia. La obra se estructura a modo de diálogo histórico entre filósofos, que se inicia en el año de 1913 con la instauración en México de la cátedra de estética, a cargo de Antonio Caso, y que termina con el ocaso del siglo XX.