Érase una vez en un mundo en ruinas repleto de géiseres de aceite capaces de fundirte la carne, de lodos venenosos y de tornados de sofocante plástico que un chico y una chica se encontraron.
Maceo nunca había conocido a nadie como Mezzy. De hecho, Maceo nunca había conocido a nadie porque se había visto obligado a crecer solo en su torre del mar (radioactivo).