La ciencia se ha definido adecuadamente como “el conjunto de conocimientos adquiridos por métodos basados en la observación”. Sin embargo, la separación de la ciencia en categorías o disciplinas, tales como la biología, la química y la física no se basa en división natural alguna de tales conocimientos, sino más bien en la actitud de los hombres de ciencia. En efecto, estos actúan de acuerdo con las demandas de sus patrocinadores respectivos, ya sean estos príncipes u organismos que fomentan la organización; con la disponibilidad de métodos y equipo de investigación previamente desarrollados; con lo que aprenden de sus maestros, de sus colegas y de sus alumnos, y con las modas científicas establecidas. La preocupación general actual por los problemas del medio ambiente está produciendo una presión en el sentido de modificar algunas de estas “modas establecidas”, con objeto de crear una disciplina de la ciencia de dicho medio. Las pruebas de semejante presión pueden apreciarse en los títulos de periódicos científicos, como los de Environ-mental Science and Technology (American Chemical Society, Washing¬ton, D. C.) y Atmospheric Environment (Pergamon Press, Oxford, Inglaterra); en los de organismos gubernamentales como la Environ¬mental Protection Agency (U.S. Government) y el Department of Environmental Protection (Estado de New Jersey); asf como en los de empresas industriales, tales como “Manager of Environmental Sciences” (Borg-Warner Corporation, Des Plaines, Illinois) y “Director of Environ¬mental Control” (Owens-Corning Fiberglas Corporation, Toledo, Ohio).