¿Pueden las matemáticas, la física y la filosofía responder a la pregunta de las preguntas?. ¿Por qué hablar de Dios? ¿Tiene aún hoy sentido esta idea? ¿No ha sido completamente desterrada por la visión científica del mundo, que parece relegarla a un estadio superado de la evolución de nuestra conciencia? Lo que antes le atribuíamos, ¿no se ha convertido en objeto de explicaciones cuantificables, sin necesidad de apelar a causas sobrenaturales?.