El panorama que se vislumbra para los derechos humanos en el siglo XXI no es alentador. A diferencia de lo que ocurría a mediados del siglo pasado, existe una fuerte tendencia a soslayar la importancia y la eficacia del Derecho Internacional como un instrumento de pacificación, concordia y progreso para la humanidad. Especialmente a partir del infortunado derrotero que tomó la política exterior norteamericana en los últimos años. El caso particular de México no es menos complejo. A raíz de la escalada de violencia, y en el contexto de una pretendida transición a la democracia, se ha acentuado un discurso que convenientemente ve la defensa de los derechos como antagónica al fortalecimiento del Estado. Ante la oportunidad que ofrece el 60 aniversario de la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, las situaciones descritas se presentan como un reto: ¿Cómo presentar a la Declaración como un instrumento oportuno e iluminador de nuestra realidad? ¿Cómo apostar por su eficacia, teniendo en consideración su virtualidad jurídica no convencional, pero sin duda alguna vinculante para la comunidad internacional en su conjunto? En todo este contexto, es que cobra especial relevancia el análisis que se presenta en este libro en torno a la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El primer grupo de trabajos inicia con un estudio introductorio que contextualiza en su propio tiempo a la Declaración, ofreciendo un panorama histórico, y en torno a su significado, valor jurídico y proyección.