El Síndrome del Intestino Irritable (SII) afecta a millones de personas en todo el mundo. Es también una enfermedad compleja, difícil de diagnosticar y con efectos sobre la calidad de vida de quienes conviven con ella. Con la llegada de las dietas bajas en FODMAP, la nutrición es uno de sus principales tratamientos, pero muchas personas no saben cómo establecer la conexión entre su cerebro y su salud intestinal.