¿Qué cuarto? ¿Qué hotel? se preguntará el lector de este libro redondo y sugerente cuyos trazos sencillos y efectos complejos recuerdan las acuarelas que integran la blancura del papel para transmitir la sorpresa de la obra de arte. El cuarto es uno mismo; el cuarto es el mundo; es la memoria o la identidad; o es, en efecto, un cuarto de hotel, o de hospital; o un país.