Dentro de la fortaleza del palacio de Lacrontte hay un hombre marcado por heridas del pasado y por los secretos de su linaje.
Su corazón late por una mujer que no encaja en los planes del reino ni en las exigencias de la nobleza… y que no puede perdonarlo. Amarla significa arriesgar la estabilidad de una nación. Negarla sería condenarse a una vida sin alma.