En el ajedrez, como en la realidad, es necesario analizar, descartar, organizar el pensamiento, comprender las acciones que pueden ocurrir, tener soluciones preparadas, saber concluir y estudiar todas las variantes posibles, ser capaz de hacer de la necesidad una virtud y entender las facultades del adversario para darles la vuelta en beneficio propio. Para ello es imprescindible contar con una férrea disciplina, intuición y lógica que nos faciliten el acercamiento a los problemas comunes.