Nuestra capacidad para representar cantidades y, con un poco de esfuerzo y otro de educación, para entender esos símbolos abstractos, relacionarlos, sumarlos y, con un esfuerzo más, multiplicarlos o dividirlos.
Al igual que la percepción del color o el reconocimiento de la ubicación de objetos en el espacio, este sentido ¡está instalado en nuestro cerebro!.