Con frecuencia se nos olvida que el camino que nos lleva al encuentro con nosotros mismos pasa necesariamente por los demás, sean éstos amigos, familiares o pareja. El contacto con nuestros semejantes, con todo lo que ello tiene de exaltante y enriquecedor, pero también de problemático y complejo, constituye una etapa necesaria para conquistar la realización personal.