El verdadero cristiano es aquel que obra de acuerdo con las leyes de Dios, cuya voluntad está expresada en los Diez Mandamientos que Él mismo dictó a Moisés. La tarea de la vida cristiana es hacer crecer la semilla de la gracia, la bendición de recibir la luz de Dios, que es alegría. Los seres humanos fuimos creados para ser felices en la Tierra, pero al pecar rechazamos el bien y aceptamos el mal; sin embargo, Dios, en su infinita bondad, nos envió a su Hijo para salvarnos, dándonos la oportunidad de reconciliarnos con él por medio de la Penitencia.