Cuando elvira le dijo a rosa que: -estoy completamente en contra de que te vayas a vivir con ese músico excéntrico pero, con el pesar de los pesares, te compre de regalo una cama- rosa se entusiasmó. Y cuando elvira le anticipó que la cama era una belleza rara, una antigüedad de quitar el aliento, rosa vibró: más de una vez había notado el encanto de jerónimos por las piezas antiguas, y el hecho de no tener que gastar un dinero (que no tenía) comprando una cama que le estaban regalando, aumentó su alegría.