Calle de sentido único recoge las impresiones que Walter Benjamin fue anotando mientras viajaba por Europa. Sus páginas nos acercan, así, a escenas que hablan de la infancia, del amor, del dinero o del paso del tiempo, a la vez que, bajo el prisma personalísimo del autor, trascienden su aparente cotidianeidad para acabar dibujando un crítico collage de los supuestos felices años veinte.