En un México distópico (¿lejano? ¿irreal?) el movimiento de extrema derecha Manos Limpias llega ala Presidencia. El periodista Alejandro Faber se ve obligado a servir a la nueva dictadura por sus nexos con Los Republicanos, el grupo supremacista al que perteneció casi por casualidad durante su juventud, más por rebeldía ante el futuro estándar, domado y precocido que representaba su padre administrador, que por una creencia real en el dogma ultra. La cacería de opositores se desata.