Para Beto Broncas, lo más emocionante son las luchas y los caballazos. Esos juegos no son los favoritos de su mamá ni de la directora de la escuela, quien le sugiere practicar algún deporte; pero a Beto le gusta más una pelea espontánea de vez en cuando. Hasta que descubre algo que lo hace sentir tan poderoso como un halcón.