La crianza natural no es tanto una forma de criar, sino una actitud ante la crianza. Una mirada limpia y sin bloqueos al bebé en el momento en que necesita estar en el centro de nuestras vidas. Esta actitud, casi sin excepción, lleva a otra actitud: la de comprender, respetar y acompañar los ritmos naturales de desarrollo de los niños pequeños. Así, alguien que esté atento al desarrollo del bebé y a sí mismo, se dará cuenta de que no tiene sentido intentar forzar adquisiciones naturales como el caminar, la alimentación o el sueño. No se ha hecho durante siglos y, cuando se hace, se constatan que no sirve en absoluto para ayudar a los bebés. Los padres y madres que escuchan a sus bebés y así mismos, se dan pronto cuenta que unos y otros sólo podemos estas de la misma parte. Desde esas premisas, el autor nos proporciona recursos prácticos para lleva a cabo una crianza lo más natural posible, a la vez que acompaña todas esas propuestas con reflexiones y comentarios.