¿Qué le pasó a mi hijo? ¿A nuestra familia? ¿En qué me equivoqué? Esas son las tormentosas preguntas que acompañan a David Sheff en su viaje a través de la adicción a las drogas y los intentos de desintoxicarse de su hijo Nic. Antes de hacerse adicto, Nic Sheff era un niño encantador, alegre y simpático. Adorado por todos, era un buen estudiante y un gran atleta. Pero las metanfetaminas lo transformaron en un tembloroso espectro que mentía, robaba y que llegó a vivir en las calles.