Ser humano es un arte. No es una ciencia. Si fuera una ciencia, tendríamos definiciones aceptadas, teorías confirmadas, respuestas unívocas, protocolos y manuales para la vida.
Pero no los tenemos. Ser humano es un arte. Un arte que cada individuo -con todos los deseos, incertidumbres, dudas, miedos y derrotas que son inherentes a nuestra existencia- tiene que dominar.