La elegancia de todo abogado radica en conducirse con argumentación jurídica, indistintamente del rol que desempeñe como sujeto procesal, por ello, la argumentación jurídica en el proceso penal acusatorio es un ejercicio racional continuo para las partes y el órgano jurisdiccional, permite caracterizar y que se marque la diferencia entre el hablar bonito y hablar con argumentación jurídica.