De niños, siempre eran ellos tres: Miller, Olly y Ash. Inseparables, como si compartieran un secreto.
Se necesitaban los unos a los otros. De adolescentes, viajaron en coche hasta Los Ángeles, vivieron junto a la playa de Malibú y fundaron un sello discográfico. Tuvieron éxito, fueron mejores amigos, y Olly y Miller se enamoraron.