La mente es enormemente creativa para enfrentar los desafíos de la vida cotidiana y los problemas del mundo que habitamos. Sin embargo, en lugar de usarla como una ayudante útil, la hemos convertido en la dueña de nuestras vidas. Sus ambiciones, sistemas de creencias e interpretaciones gobiernan nuestros días, nos conducen a la confrontación con mentes que son diferentes a las nuestras y nos mantienen despiertos por la noche repasando los conflictos de ayer o del mañana.