Escribir un buen cuento es una tarea exigente, tanto o más difícil que escribir una gran novela. Cuando un autor logra plasmar todas las emociones humanas y crear retratos imperecederos de personajes en un relato, identificamos el verdadero genio literario y la lectura se convierte en un intenso placer, dado que contienen los mismos ingredientes que una gran novela, pero se leen en poco tiempo.