El 7 de diciembre de 1990 el Escritor Cubano Reinaldo Arenas, en fase terminal del sida, se suicidaba en nueva york dejando este estremecedor testimonio personal y político, que terminó apenas unos días antes de poner fin a su vida. Arenas, en efecto, reunía las tres condiciones más idóneas para convertirse en uno de los muchos parias engendrados por el infierno inquisitorial y carcelario de la cuba castrista: ser escritor, homosexual y disidente.