En casa de los Fischer, todo está listo para recibir a un invitado a cenar: el joven Nicholas Knight, hijo de una vieja amiga de la familia. Hasta esa calurosa noche de 1967, ni Phyllis, una atractiva ama de casa de cuarenta años, ni su marido Roger, diplomático en el Ministerio de Asuntos Exteriores, se han detenido a cuestionar su vida en común, sólidamente asentada en una rutina sin sobresaltos y llena de comodidades.