LAS EMOCIONES DE UN CUERPO QUE CAMBIA, DE UNA MENTE QUE SE MOLDEA, YA NO BASTAN ACTUALMENTE PARA DAR CUENTA DE LO QUE ESTÁ EN JUEGO EN LA ADOLESCENCIA. EL MAL, O EL MALESTAR DEL ADOLESCENTE, ES MENOS BIOLÓGICO Y MENTAL QUE SOCIAL, PUES NO SE DEBE TANTO A SU DIFICULTAD DE INTEGRARSE AL CUERPO SOCIAL PARA DESEMPEÑAR UN PAPEL AL LADO DE SUS MAYORES.