Catorce miembros del prestigioso The Detection Club, entre ellos autores de la talla de A. Christie, D. L. Sayers, G. K. Chesterton o R. Knox, recibieron la propuesta de escribir una obra colectiva partiendo del planteamiento inicial de un caso criminal. Cada colaborador se enfrentó al misterio sin saber qué solución tenían en mente los autores precedentes y entregaron en un sobre cerrado su particular solución al crimen.