Una correcta alimentación, y es más, un buen desayuno con los nutrientes esenciales, constituye la base principal de un óptimo rendimiento intelectual, no solo como pilar del correcto funcionamiento de nuestro organismo a lo largo del día, sino de cómo seamos capaces de responder a distintos tipos de actividades, ya sea en el trabajo, en los estudios o en la relación con los demás. Hasta hace unas décadas los trabajos estaban ligados a la idea de movimiento.