El pueblo donde Leigh ha crecido es tranquilo, regido por unas costumbres y creencias muy estrictas. Allí se ha pasado la vida siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Es un pueblo donde no se recibe con mucha simpatía a los recién llegados, así que cuando los Stein se mudan a la casa de al lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.