En Japón, Junya apenas sale de su habitación, no habla con nadie y se pasa el día frente al ordenador.
Solo deja su casa por las noches, y lo hace para cometer actos atroces, siguiendo las instrucciones que encuentra en un oscuro foro de internet. Por primera vez siente que forma parte de algo importante que le ayuda a dejar atrás todo el acoso y maltrato que sufrió de pequeño.