Dos relatos y dos poemas. Todos maravillosos e imaginativos sobre las historias que contamos y experimentamos. En una, las encarnaciones de los meses del año se sientan alrededor de una hoguera y comparten historias; en otra, una anciana profesora de universidad cuenta la infancia que vivió en Narnia; en otra más, se desencadena el apocalipsis; y, por último, comprobamos la importancia de contar cuentos entre generaciones a través de la historia de Ricitos de oro.