El cuerpo desnudo de una joven austriaca pende atado de las manos en un chalet mallorquín. Ni los signos de violencia, ni la pestilencia de una muerte estival ocultan su inquietante belleza.
En el revólver hallado en la basura abundan las huellas de una sesentona suiza de fama libertina, pero la vida turbia de la joven, Eva Heydrich -un ser irresistible consagrado tanto al placer como a la destrucción-, sugiere que la sencillez del crimen es tan sólo la punta de un iceberg.