ASTUCIA, FORTUNA EN EL JUEGO. Un día Midhir se enamoró de la esposa de un rey irlandés llamado Eochaïd. Ésta aceptó marcharse con él con la condición de que su marido estuviese de acuerdo. Al día siguiente Midhir se presentó en el palacio del rey y le propuso jugar al “fidchell”, juego en el que el rey se jactaba de ser el mejor. La apuesta se fijó en cincuenta veloces caballos y Midhir perdió.