El pintor Basil Hallward ha hecho un retrato a Dorian Gray, un joven de excepcional belleza.
Dorian obsesionado por la idea de envejecer y perder su hermosura, consigue, gracias a un sortilegio, que todas las marcas que el paso del tiempo y los vicios pudieran dejar en su rostro, se muestran solamente en el retrato.