Lo peor no es lo que te ha sucedido, lo peor es que nadie te cree. Cuando Alex Taylor abre los ojos, se da cuenta de que está tumbada en una mesa de operaciones. No recuerda nada, así que está segura de que debe tratarse de un accidente. Por suerte, es doctora y le tranquiliza saber que pronto sus compañeros la ayudarán a reconstruir lo sucedido. Solo hay un problema: la persona que se encuentra frente a ella no es un médico y la obliga a tomar una decisión aterradora.