A diferencia de las épocas antiguas, en que el enfermo terminal morÃa en casa, rodeado de s familia y del médico que lo asistÃa, actualmente el paciente fallece de forma anónima, solitaria e impersonal en la habitación de un centro hospitalario, aun cuando la ciencia médica dispone de mejores fármacos y una numerosa cantidad de técnicas para atenuar la angustia de la persona moribunda.