Puede que los ángeles no tengan sexo, pero sí las hadas. Porque en cada mujer habita un hada preparada para brillar y volar.
Pero para que la energía femenina despliegue sus alas, el mundo tiene que abrir su corazón. Y es que las hadas no desaparecen cuando alguien niega su existencia; son esas personas las que se apagan, sin darse cuenta, por no creer en la magia.