La mayoría de las personas no se dan cuenta de cuánto dolor emocional no resuelto llevan consigo. No saben por qué siempre se sienten deprimidos, ansiosos, victimizados o desilusionados.
Se preguntan por qué siguen tomando las mismas decisiones impulsivas de autosabotaje. Estos patrones a menudo se derivan de su niño interior perdido, que lleva una narrativa falsa que se ha repetido desde la infancia.