A menudo vivimos con miedo: miedo de no ser amados, de no estar a la altura de las circunstancias, de perder algo. A veces, incluso, sentimos temor de ser vulnerables. Y cuando nos abruma este miedo de tener miedo, nos cuesta trabajo escuchar la voz de la razón y comprender que contamos con las herramientas para remontar las situaciones difíciles.